Celebramos aquello que somos y en lo que creemos. Celebramos lo que pasó para que fuéramos lo que somos y quienes somos y queremos seguir siendo. Celebramos en lo que creemos y celebramos que creemos. Celebramos los momentos hermosos de la vida, y los celebramos para hacerlos más hermosos. Y la vida misma, y haber nacido. Y la muerte para que en nosotros sigan vivos quienes en nosotros viven. Celebramos que estamos juntos, para estar juntos; y nos juntamos para celebrar. Celebramos que somos nosotros, el nosotros que somos y para ser nosotros. Celebramos lo que hemos hecho, lo que hemos conseguido, lo que hemos sido y queremos ser.
Se cumple este sábado nueve de Mayo el setenta aniversario de la Declaración Schuman que inició el proceso que dio a luz a la Unión Europea, y se ha cumplido el pasado martes cinco de Mayo el setenta y un aniversario del Consejo de Europa y el setenta aniversario de la Convención Europea de Derechos Humanos, pilares en los que se basa el edificio de la construcción europea, cimientos que a veces no vemos, pero sin los cuales difícilmente se sustentaría el edificio en los derechos humanos, el Estado de Derecho y la democracia. Nace la Europa política cuyo día conmemoramos hoy del dolor, el horror de la guerra finalizada en ella hace ayer setenta y cinco años, y del anhelo, el deseo, la esperanza de la paz. Nace la Europa de siempre del mito de su rapto por Zeus en toro blanco transfigurado cuyo origen se pierde en la noche del tiempo.
¿Por qué no celebramos hoy el Día de Europa?. Para responder a esta pregunta escribí esta carta que lanzo en la botella cada nueve de Mayo y que te invito a leer. Podemos preguntarnos sobre Europa, reflexionar sobre ella y sobre su celebración, como en esta carta; y hacer de ella objeto de nuestro anhelo, nuestro pensamiento y nuestra acción. Hacer Europa. Y podemos también escucharla, escuchar su voz. Es lo que he intentado hacer este Día de Europa: escucharla en su día, y escribir, o transcribir (está, por ello, en este juego literario lo de su voz emanado en cursiva), en este poema esta Carta de Europa en su día. Poema, pues a veces puede expresar la poesía razones que la razón no alcanza, a veces puede el poeta escuchar las voces del alma. Y nos habla en su carta Europa con la razón y con el alma. De ella, de nosotros, del reto compartido que afrontamos ante el virus del COVID-19. Escuchémosla, leámosla.
Lanzo la segunda de estas Cartas en la botella con la esperanza de que no sólo ayude a ser península a la isla que somos, sino también de que nos inspire a ser Europa, la Europa que somos. La que escribimos con la vida, que necesita no tan sólo de su prosa, sino también de su poesía. De que se una a los Poemas del tiempo confinado en éste escritos y compartidos con la esperanza de que sean llave para desconfinar el tiempo, y darle sentido, inspiración para ser un poco más y mejor lo que podemos llegar a ser.
CARTA DE EUROPA EN SU DÍA
No me raptó
Zeus
transfigurado
en toro blanco,
ni a su lomo me llevó
a nado
a la isla de Creta,
ni me colmó
de hijos
y de regalos:
me raptas
tú
cada vez
que en vano
pronuncias
mi nombre
en el altar sacrificial
de la Historia,
cada vez
que me consideras
un terreno
por conquistar
una vida
que raptar
un poder
sobre el otro
sobre los otros
que ejercer
un espacio
donde estar
una organización
a la que preguntar
qué hay
de lo mío.
No estoy
en Europa:
soy
Europa,
y soy
una idea
soy
un ideal
que mueve
la Historia
y quiere realizarse
en ella
soy
las meditaciones
de Marco Aurelio
la República
de Platón
la Política
de Aristóteles
la brevedad de la vida
de Séneca
el Evangelio
de Cristo
las confesiones
de San Agustín
la Utopía
de Tomás Moro
el Príncipe
de Maquiavelo
el espíritu de las leyes
de Montesquieu
el contrato social
de Rousseau
la paz perpetua
de Kant
la riqueza de las naciones
de Adam Smith
el Capital
de Marx
la Teoría general
de Keynes
y la Teoría pura del Derecho
de Kelsen
el Quijote
de Cervantes
la Divina Comedia
de Dante
las Luisiadas
de Camois
la peste
de Camus
las elegías del Duino
de Rilke
el tiempo perdido
de Proust
el Ulises
de Joyce
la Odisea
la Iliada
y tantas otras
obras que sientas
que me son
que sientas
que soy.
Soy
la Europa
de siempre,
y soy
la Europa
nacida
del dolor
del horror
de la guerra
del anhelo
del sueño
de la paz
nacida
de la esperanza
del discurso
de Churchill
en Zurich
del Congreso
de La Haya
del Estatuto
de Londres
que alumbró
el Consejo de Europa
y la Convención Europea
de Derechos Humanos
nacida
de la Declaración Schuman:
cumplo
hoy
setenta años,
cumplo
siempre
la eternidad,
y vamos
a celebrarlo.
No estoy
en Europa:
estoy
en Asia
estoy
en África
estoy
en América
estoy
en Oceanía
y en las islas
del Pacífico
y en los paraísos
perdidos
estoy
en el mundo
estoy
en los indígenas
de América
y en los europeos
que en ella
arraigaron,
en los africanos
capturados
confinados
en la isla
de Gorea
para ser vendidos
como esclavos
y en los europeos
que los esclavizaron,
en la curiosidad
la fascinación
de Marco Polo
de Matteo Ricci
ante el Imperio
del Centro
y cuantos habitan
bajo los designios
del Hijo del Cielo
y en el yin
y en el yang
por los que fluye
el río
de la Vida
que no tiene fin
para los habitantes
de China,
en los judíos
los musulmanes
los cristianos
que sueñan
con Jerusalén
y en los judíos
los musulmanes
los cristianos
en los que
Jerusalén
se sueña,
en el paraíso
en la otra esquina
que un instante
se metió
en el alma
de Gauguin
para plasmarse
para la eternidad
en su lienzo
y en la mujer
de Tahití
que le mira
a los ojos,
en quien
naufraga
en el mar
en la esperanza
de cruzar
de Sur a Norte
el Mediterráneo
y en quien
le rescata
en el mar
en la esperanza.
Pues no somos
sólo
quienes somos
en nosotros
mismos
frente a nosotros
mismos,
sino
quienes somos
en el otro
los otros
frente al otro
los otros.
Nos = otros:
confluyen
en nosotros
nos
y otros.
Si no somos
los otros,
no somos
nosotros.
Yo soy
los otros
y estoy
en ellos,
y viajo
con ellos
en la nave espacial
Tierra
destino
futuro.
Nosotros somos
todos.
Soy
Europa
soy
una idea
soy
un ideal
que se ha realizado
que quiere realizarse
en la Historia,
soy
la unión
más estrecha
la solidaridad
en pasos concretos
el espíritu de la
Declaración Schuman
y de quienes llamáis
los padres
de Europa,
soy
el Consejo
de Europa
la Unión
Europea,
los derechos humanos
que frente a tu Estado
protege
la Convención
Europea
de Derechos Humanos,
el Estado de Derecho
y la democracia
que cimientan
nuestro proyecto
de vida
en común,
el Derecho
Comunitario
y el mercado interior
y la Política Comercial
Común
la Política Exterior y de Seguridad
Común
la Política Agrícola
Común
y todas las políticas
comunes
que hemos
creado
y
crearemos,
soy
el
euro
el espacio
Schengen
la ciudadanía
europea,
soy
el fruto
del sueño
de mi
razón
el fruto
del sueño
de tu
razón
el fruto
del sueño
de la
razón:
gracias
por haber pensado
en mí
por haber pensado
en ti
por haber pensado
en nosotros.
Mas no soy
sólo
eso:
soy
también
alma
y por eso
te escribo
esta carta
en poema
soy
alma
que quiere
ser
en mí
que quiere
ser
en ti
que quiere
ser
en nosotros
quiere
realizarse
en la Historia
para que seamos
Europa,
soy
como cada
alma
el espejo
de tu
alma:
al mirarme
ves
tu rostro
en el espejo
como te dije
en unos versos
de Seferis –,
como cada
alma
puede ser
del todo
sólo
en otra
alma,
como no podemos ser
del todo
si no somos
en el
alma
universal
en
pedazos
en
todos
caída,
para al ser
en
nosotros,
al ser
nosotros
todos,
ser
una
ser
ella
ser
nosotros
ser
Europa.
Se cumplen
en nosotros
los años,
y se cumple
en nosotros
la vida:
se cumple
en este mi setenta
aniversario
el tiempo
confinado,
la angustia
el reto
a la vida
de la pandemia
del COVID-19,
y estás
preocupado
estoy
preocupada
estamos
preocupados;
pero vamos
como siempre
como nunca
a luchar
por la vida,
a luchar
con la razón
y a luchar
con el alma,
hasta que curemos
los virus
del cuerpo
hasta que curemos
los virus
del alma.
Recordad
que ya os dije
en boca de Imanuel
Kant
que el ser humano
es el único
ser
que se trasciende
a sí mismo
que ya os dije
en boca de María
Zambrano
que somos
individuo
que se construye
en persona
y en la máscara
de la persona
realiza
su ser.
Constrúyeme
con la razón,
y constrúyeme
con el alma.
Constrúyete
con la razón,
y constrúyete
con el alma.
Construyámonos
con la razón,
y construyámonos
con el alma.
Ante el virus
del COVID-19
somos todos
la misma
mujer
el mismo
hombre
la misma
persona
que quiere
que queremos
ser.
Ante el virus
del COVID-19
trascendámonos
a nosotros mismos
seamos
personas
seamos
solidarios
unos
con otros
seamos
todos
uno.
Ante el virus
del COVID-19
construyamos
Europa
con el
alma
construyamos
Europa
con la
razón
construyamos
Europa
con el
corazón.
Ante el virus
del COVID-19
seamos
Europa
seamos
nosotros.
Manuel Montobbio
Estrasburgo,
Luna
de la noche de Europa
de dos mil veinte