Ánimo de esperanza

  • Ánimo de esperanza
  • El Ciervo 812

     

     

                Larga es la noche en el solsticio de invierno, eterna se hace y parece; mas, precisamente cuando pareciera no acabar nunca, se abre paso en ella la luz, avanza a partir de ahí cada día otro paso. Nace la luz en la oscuridad. Nace la esperanza en el miedo, en la desesperación; y busca y alienta un tiempo nuevo; más que un futuro un advenimiento, hace realidad los sueños que soñamos, entresoñamos, despiertos. Buscamos la luz, buscamos ese vivir que sea más que sobrevivir, ese horizonte de sentido; y en esa búsqueda, para esa búsqueda ha escrito y nos ha escrito Byung-Chul Han El espíritu de la esperanza. Contra la sociedad del miedo (2024).

                Es la esperanza un estado de ánimo básico, una forma de vida. Hace el alma que quiere encarnarse de la esperanza conocimiento y acción. Nos lleva la esperanza al nosotros, y nos lleva a la política y a la poesía. ¿Cómo alumbrar ese nosotros, ese mundo nuevo, la política y la poética de la esperanza, el fuego de los dioses que nos alumbra por dentro con llama de eternidad?.

                Para responder esas preguntas, para aprehender esa búsqueda y las reflexiones que la lectura del libro de Byung-Chul Han suscita, está escrito el artículo que con el título "Ánimo de esperanza" El Ciervo me ha hecho el honor de publicarme en su número 812 de Julio-Agosto de este año, coincidiendo con la concesión a Han del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025. Como carta en la botella lanzada en el mar de la web os lo comparto y os invito a leerlo a continuación. En ella y con ella os envío mi felicitación de Navidad, con el deseo de que el nacimiento que celebramos en este solsticio de invierno sea el de la vida que engendra la vida, de que nos inspire para alumbrar y vislumbrar la luz de la esperanza.

     

    Manuel Montobbio

    Helsinki,

    Diciembre 2025

     

     

     


     

     

    Ánimo de esperanza

     

                Nace la luz en la oscuridad. Nace la esperanza en el miedo, en la desesperación; y busca y alienta un tiempo nuevo; más que un futuro un advenimiento, hace realidad los sueños que soñamos, entresoñamos, despiertos.

                Vivimos tiempos oscuros, en los que se instaura y avanza La monarquía del miedo de la que nos hablaba Martha Nussbaum en 2019. Vivimos en la sociedad del cansancio, en la era de la Psicopolítica, de las que nos habla Byung-Chul Han. Una sociedad, nos dice ahora en El espíritu de la esperanza. Contra la sociedad del miedo (2024), en la que “De tantos problemas por resolver y tantas crisis por gestionar, la vida se ha reducido a una supervivencia. La jadeante sociedad de la supervivencia se parece a un enfermo que trata por todos los medios de escapar de una muerte que se avecina. En una situación así, sólo la esperanza nos permitirá recuperar una vida en la que vivir sea más que sobrevivir. Ella despliega todo un horizonte de sentido, capaz de reanimar y alentar la vida. Ella nos regala el futuro” (2024:6). En búsqueda y para buscar ese vivir que sea más que sobrevivir, ese horizonte de sentido, ese regalo del futuro, ese advenimiento al que llama y adelanta, para conjurar esa sociedad del miedo que sobre nosotros se cierne, está El espíritu de la esperanza esperanzada y lúcidamente escrito.

                ¿Cómo alumbrar, pensar la esperanza, vislumbrar ese horizonte de sentido?. Para los antiguos griegos, Elpis, la diosa de la esperanza, era hija de Nix, la diosa de la noche. Para dar luz a la luz en la noche, para que la vida engendre la vida, se requiere de una gestación, un embarazo. Las mujeres embarazadas están en estado de gracia, que es al tiempo estado de ánimo. No sabemos cómo será el ser que engendramos, pero queremos que nazca, que sea lo que no era, que nos sorprenda la vida. La esperanza es un estado de ánimo básico, una forma de vida. Requiere de una predisposición, una fertilidad, una semilla, un cuidado. Un estado de ánimo básico que se contrapone al de la angustia que en Ser y tiempo nos describe Heidegger como un existencial, un intento de separación del uno impersonal que nos quieren ser. Podemos interpretar la sinfonía de la vida en re mayor o en mi bemol, en ánimo de angustia o en ánimo de esperanza. Nos decía Vaclac Havel que “La esperanza no es un pronóstico. Es una orientación para el espíritu, una orientación para el corazón, una orientación que trasciende el mundo tal como lo vivimos normalmente, una orientación cuyo norte está en la lejanía, allende los límites del mundo… sus raíces se hunden en algo trascendente” (2024: 13). Esa lejanía, ese algo trascendente, ese alma que quiere encarnarse, ejerce sobre nosotros su vis atractiva, nos pone en marcha, hace de la esperanza conocimiento y acción.

                Conocimiento, pues, frente a las ideas platónicas y la esencia hegeliana y su Filosofía retrospectiva que nos remite al sido, ante la lechuza de Minerva “ciega para el nacimiento del esplendor de lo nuevo, que no se somete a la lógica de la esencia”, la esperanza encomienda lo sido a lo venidero, inerva los sentimientos en el pensamiento, nos abre las puertas de lo totalmente distinto, más que a inteligir lo sido nos invita a pensar lo no pensado, a alcanzar esa lejanía, realizar ese anhelo, a realizar el todavía no es, vivir el improbable posible, “agranda el alma para que acoja cosas grandes. Por eso, es una excelente vía de conocimiento” (2024: 59), nos invita a pensar una Filosofía prospectiva para realizar los sueños que soñamos despiertos, para pensar lo no pensado, concebir lo no concebido, que nos libere del tiempo cerrado y nos abra las puertas a un tiempo nuevo.

                Acción, pues – sea la felicidad, la libertad, la sabiduría, la amistad, la humanidad, la solidaridad o el que queramos poner tras estos puntos suspensivos… - es el horizonte de sentido, el sueño que soñamos despiertos, el anhelo de alumbrar lo nuevo, la promesa que nos permite manejar el futuro, lo que hace de la esperanza motor de nuestro actuar, de nuestro caminar por la vida, nos llama a escribir con la vida, nos orienta en nuestra navegación por ella, sus corrientes y sus vientos. “Las personas pueden actuar porque pueden esperar. No se puede recomenzar sin esperanza. El espíritu de la esperanza inspira para actuar. Infunde una pasión por lo nuevo. De este modo, la acción pasa a ser una pasión. Quien no sueña hacia delante, con la mente puesta en el futuro, no se atreve a comenzar. Sin el espíritu de la esperanza, la actividad se reduce a mero hacer o resolver problemas. La esperanza anhela redención” (2024: 36).

                Nos lleva la esperanza al nosotros, y nos lleva a la política y a la poesía. Al nosotros, al amor y a la fe, pues “quien tiene esperanza se trasciende a sí mismo” (2024: 80), busca su alma en el espejo, el eco de otras almas, anhela una narración, un relato; y busca al otro, busca un nosotros. A la política, pues ese relato, su concepción e interpretación, ese anhelo de un mundo nuevo, conlleva ese nosotros, y conlleva un potencial utópico y una dimensión política, pensamiento y acción colectiva. Sueñan los revolucionarios despiertos, y alumbra la esperanza la revolución. A la poesía, pues si, como nos decía Platón, ésta es una de las vías para buscar el alma y reflejarla, escuchar y transcribir su voz, la esperanza es al tiempo la luz y los ojos del alma, el fermento del escribir, y la poesía su lenguaje, su expresión en el escribir de la vida en la vida, y también en el papel. En clave de esperanza, el futuro es un papel en blanco, y está por escribir. 

                 ¿Cómo alumbrar ese nosotros, ese mundo nuevo, la política y la poética de la esperanza, el fuego de los dioses que nos alumbra por dentro con llama de eternidad?. La esperanza es una pregunta, un anhelo, un sueño que nos llama para realizarse, una promesa que busca cumplirse, una llamada del alma. Para responderla, para realizarla, ante la monarquía del miedo, frente al ánimo de la angustia, en la oscuridad alumbremos el ánimo de la esperanza, caminemos con él y en él por la vida.

     

    Manuel Montobbio

     

     

    Ánimo de esperanza 1

     

    Ánimo de esperanza 2