Día de Sant Jordi, del libro y de la rosa, de los juegos florales. Día de celebración de la primavera, de la belleza, de la creación y de la vida, que florece en las rosas que crea la naturaleza y en los poemas y las obras que creamos nosotros. Cuando los regalamos, regalamos y nos regalamos la vida, y la celebramos.
Celebramos. Celebramos lo que somos y en lo que creemos. Celebramos lo que pasó para que fuéramos lo que somos y quiénes somos y queremos seguir siendo. Celebramos lo que creemos y celebramos que creemos. Celebramos los momentos bonitos de la vida, y los celebramos para hacerlos más bellos. Y la vida misma, y haber nacido. Y la muerte para que en nosotros sigan vivos los que en nosotros viven. Celebramos que estamos juntos, para estar juntos; y nos juntamos para celebrar. Celebramos que somos nosotros, el nosotros que somos y para ser nosotros. Celebramos lo que hemos hecho, lo que hemos conseguido, lo que hemos sido y queremos ser.
Somos lo que celebramos; y somos lo que leemos, lo que hemos leído. Y lo que han leído otros a lo largo de los siglos. Hay libros que se convierten en expresión y referente de una lengua, una cultura, una sociedad; y al mismo tiempo van más allá, nos acercan al alma compartida de los seres humanos, nos hablan de las inquietudes, las emociones, las pasiones y las preguntas que orientan la vida individual y colectiva y constituyen el argumento de la obra. Son universales, y por eso se universalizan. Nos ayudan a ser más y mejor quiénes somos. Nos identificamos con ellos, y nos identifican: por ello conforman nuestra identidad, nuestras identidades colectivas. Las particulares y la de nuestra común condición humana. Somos los que hemos leído La Odisea, El Quijote y Tirant lo Blanc, Platón, Séneca, Shakespeare, Goethe, Proust o Espriu, y los tenemos como referentes comunes. Forman parte sus personajes, situaciones y mensajes de nuestro imaginario colectivo, encarnan de alguna manera los arquetipos junguianos con los que nos hacemos nuestra composición del mundo y de la vida. Y por eso puede resultar homenaje, expresión y celebración de lo que somos leerlos en común, como hacemos este día. Y es por ello que, del legado de mi labor como Embajador en Tirana y en Andorra, siento especial afecto por haber inaugurado - en 2007 en Tirana y en 2015 en Andorra - la tradición de lectura colectiva de El Quijote - en el caso de Andorra acompañada por el Manual Digest o por Tirant lo Blanc - que aún sigue, arraigándose en el imaginario colectivo.
Día Internacional del Libro, aniversario de la muerte de Cervantes, de Shakespeare y de Pla. La rosa es fruto y expresión de la creación y la belleza de la naturaleza. El libro, de la del ser humano. Frutos de la vida que crea y que se crea. Que se da y que se regala. Celebramos regalándonos libros y rosas. Es bonito, especial hacerlo así, diferente de los desfiles y ceremonias con que celebramos otros días, otras cosas.
No podemos en este tiempo de pandemia celebrar Sant Jordi como lo hacemos normalmente, como no pudimos en el tiempo confinado del año pasado. Mas sin embargo lo celebramos, pues siempre y en toda circunstancia queremos celebrar la vida, y no falta nunca a su cita la primavera. Y no quiero dejar de lanzar al mar de la web esta carta en la botella para celebrar este Sant Jordi. Ni de meter en ella mis regalos. Como este "Regalo de Sant Jordi confinado" que hacía hace un año, espejo del alma, clave y pluma para abrir y escribir lo que podemos ser y no somos del todo. Como estos árboles que la primavera florece a orillas del río Valira a su paso por Andorra la Vella, que inspiran a mis Estilitas de Andorra su segunda meditación, que os comparto con las fotografías de los árboles florecidos que la inspiran, invitándoos al mismo tiempo, si estáis interesados en aproximaros a ellos, a leer "Una aproximación a la poesía de Estilitas de Andorra", el ensayo introductorio a la obra con que comienza el libro.
No florece
la primavera
los árboles
que pasean
a la orilla del río
para que caigan
sus flores
en el olvido;
sino en los corazones
de quienes pasan
bajo ellos,
de quienes se detienen
para contemplarlos
con el deseo
de que durasen
siempre:
es el instante
en que atraviesen
los ojos
que embelesados
absortos
perdidos
los contemplan,
y navegan
alma adentro
hasta instalarse
donde habita
lo eterno.
Está la eternidad
en la mirada,
y la mirada
en el deseo.
Somos lo que leemos, y somos lo que escribimos, lo que hemos escrito. En la vida todos, en el papel los que sobre el papel transcribimos lo que la vida en nosotros escribe. Podéis en mi caso aproximaros a lo que he escrito navegando por esta web, y podéis hacerlo navegando a través de las páginas de mis libros, que en este Sant Jordi os invito a conocer, desde los más recientes, como estos Estilites d'Andorra / Estilitas de Andorra, publicados tanto en catalán como en castellano, y como La perplejidad del quetzal. La construcción de la paz en Guatemala, a los anteriores hasta La metamorfosis del Pulgarcito, el primero que vio la luz de la letra impresa, haciendo clic aquí. Pues todos han sentido la emoción de su primer Sant Jordi, como yo la he sentido para todos y cada uno de ellos. Como sentimos los escritores que, más que nuestro día, es Sant Jordi el día de nuestros libros, vuestro día.
¡Feliz Sant Jordi!.
Manuel Montobbio
Sant Jordi 2021